Me doy cuenta que, si quiero ser cada vez más libre, necesito trascender mis creencias. Y no solo hablo de las que ahora están en boca de todos los coaches y otros profesionales que nos dedicamos al desarrollo perosonal, las famosas creencias limitantes. Hay muchas creencias que alimentan mi "autoestima", fortalecen mi identidad y me dan seguridad y que son igualmente limitantes. Son las creencias que en apariencia me fortalecen pero que, a la vez, me separan del otro. De estas a veces es más difíciles liberarnos porque para hacerlo, necesitamos ampliar la mirada, salir de nuestra zona de comfort y pasar por momentos de inseguridad, inestabilidad e incluso angustia. ¿Cuál es el mejor recurso para darnos cuentas de estas creencias? El espejo de la vida. ¿Qué dice de mí esa persona que no me cae bien y hacia la que siento rechazo? ¿Qué mensaje cifrado tiene esa situación en la que me encuntro que no me gusta? Si me hago sensible a ello, me daré cuanta que hay un mecanismo