Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2018

El vacío fértil...

Hoy me siento desconectado, neutro. En mí cabeza surgen mensajes: aprovecha el tiempo, haz cosas, tienes que preparar contenido para tus programas, actualizar tu web, meterle mano a la tecnología. Me entran correos electrónicos de un coach que me invita a preguntarme: ¿Cómo puedo tener más Fuerza de Voluntad? ¿Cómo puedo mantenerme motivado? ¿Cómo puedo ser más constante y conseguir mis objetivos? Pero mi cerebro simplemente no se pone en marcha. Y me mantengo en ese espacio. En Gestalt le llaman el vacío fértil. Y da miedo darnos permiso de estar ahí; son tan fuertes los mensajes que nos impelen a estar ocupados, a ser eficaces, a seguir dando pasos para conseguir nuestros objetivos… Y mi cerebro sigue negándose a ponerse en marcha. Y me dejo estar. Y empiezo a notar un dolor dulce, una especie de tristeza natural que me relaja el pecho e incluso me invita al llanto. Es un espacio tierno. Y me dejo estar ahí. Las voces que gritan en pos del logro, de la actividad, del

El mecanismo de la comparación

Hoy la reflexión va de un mecanismo de nuestro ego que nos lleva a la tensión, o a la contracción y que incluso puede llevarnos a perder la paz y a la desesperanza. Es el mecanismo de la comparación. Este mecanismo se gesta a muy temprana edad. Nos comparaban con hermanos o hermanas, compañeros de escuela, familiares, etc. Y ese mecanismo lo hemos integrado y nos seguimos comparando, a veces resultando "ganadores" en la comparación, lo que nos da una sensación de superioridad; otras veces, la moneda da la vuelta y "perdemos" en la comparación, lo que nos hace sentir inseguridad, ansiedad o cualquier otra emoción que nos saca de nuestro centro. Cuando sientas ansiedad, inseguridad o pérdida de paz, puede deberse a varios mecanismos. Pon atención a tus pensamientos y date cuenta si te estás comparando. Fíjate cómo se siente tu cuerpo. ¿Se contrae? ¿Sientes miedo o ansiedad? Los mecanismos del ego son profundos y fugaces; tanto que a menudo ni nos damos cuenta de